Introducirnos en la pequeña historia de las Danzas de Salas es tarea complicada. Las noticias que tenemos no van más allá de los años treinta. Por dos veces al menos fueron bailadas en tiempos de la República. Volvieron a ser interpretadas en 1946, momento en que el Padre Barandiarán, un jesuita excatequista de Salas en aquella época y notable folklorista, recogió la música de varias de ellas aunque no su coreografía y las publicó como un apéndice en su libro 'Danzas de Euscalherri'. De ese año existe también un pequeño pero entrañable reportaje en una de las ediciones del NODO. Se volvieron a bailar en 1952, 1960 y 1961. Pero el éxodo de los años 60 arrinconó las danzas hasta que en 1991 otro grupo de jóvenes las recuperó y las han mantenido unos años. Siempre parecen haber tenido un carácter intermitente. A cortos períodos de interpretación sucedieron otros de ausencia. Las danzas son interpretadas por ocho danzantes y un "bobo" - rector de las mismas. Los danzantes visten camisa blanca de manga larga y pantalón largo del mismo color. Sobre éste llevan una "sailla" (faldilla), de vistosas flores. Una faja roja ciñe su talle y sobre los hombros llevan un mantón tipo 'manila'. Calzan alpargatas blancas atadas a las piernas. Dos cintas de distintos colores cruzan pecho y espalda y un vistoso pañuelo anudado recoge su cabello. El "bobo" viste de forma distinta con un traje de vivos colores y un gran gorro cónico. En la mano lleva un látigo. Tiene la función de dirigir a los danzantes y entretener con alguna gracia cuando el desarrollo de la danza pueda hacerse pesado. Tan solo interviene en el desarrollo de "la Caracolada" y de "La Reata" encabezando los movimientos. Las danzas se agrupan en tres partes. La primera y tercera son bailadas con castañuelas en tanto que la segunda es paloteada. La "Entradilla" antecede a todos los grupos y remata el segundo. El I Grupo de danzas es bailado a ritmo de castañuelas. Tras la "Entradilla" que sirve de presentación de los danzantes interpretan "La Valenciana" y "La Caracolada". La primera es una danza tranquila y reposada en tanto que "La Caracolada" lleva un ritmo más alegre donde "bobo" y danzantes hacen un despliegue similar al de una caracola. El II Grupo de danzas es paloteado. Es sin duda la parte más popular con las danzas de "El Gaitero", "El Negrillo" y "El Doble Negrillo". Algunas de estas danzas tenían letrillas surgidas, probablemente, del afán de retener su música. Han llegado hasta hoy la letra de dos: la de "El Negrillo" y la de "El Doble Negrillo". En el III Grupo se vuelve a las castañuelas y lo integran tres danzas: "Las Cuatro Caras", "La Reata" y "La Caracolada" que despide las danzas con un gran salto final y una gran flexión de saludo al público. Existían, también, dos danzas que tradicionalmente se bailaban en Salas. Una de ellas, "La danza de la Procesión", tiene una musiquilla muy pegajosa y la otra se interpretaba a la puerta de la Iglesia antes y después de misa. No se ha constatado que hubiera una fecha fija de interpretación aunque es muy probable que fuera en fiestas, como se ha hecho en los últimos años. Las dificultades de hoy pueden abocarnos a similar situación. El reto no es ya resucitarlas sino mantenerlas. Demostrar que nuestro pueblo sigue vivo, que tiene su historia y que tiene en sus danzas el nexo de unión. Javier Núñez